lunes, 4 de abril de 2011

Pinceladas


  • "En el año de la Encarnación del Señor 1188, Era 1226, el día primero de abril, fueron colocados los dinteles del pórtico principal de la iglesia del bienaventurado Santiago por el maestro Mateo, quien llevó la dirección de la portada desde los cimientos." La presencia del maestro Mateo no se reduce al epígrafe sino que, en un rasgo sin precedentes, se retrata y coloca, en el basamento del parteluz. Esta figura conocida como Santo dos Croques,ha generado un rito exclusivo que contagia a quien lo practica la inteligencia del maestro al golpearse con suavidad en su pétrea cabeza.
Santiago de Compostela en la Edad Media.Ramón Izquierdo Perrín.

  • Otro rito se realiza en la columna central del parteluz del Pórtico de la Gloria al apoyar en él la mano derecha e introducir los dedos en unos huecos que esta práctica ha provocado en el fuste de mármol.

Ya sabes, peregrino, que con
pan y vino se anda el camino.
Cuando pases por esta tierra
burgalesa,
arcillosa paramera,
de bodegas horadada,
y de vid y trigo sembrada,
has de saber, pues, peregrino,
que de sus gentes castellanas
nunca
te habrá de faltar pan, ni cama
ni un vaso de buen vino.




  •  La peregrinación a Santiago resultaba penosa ; desde Roncesvalles seguía un camino abrupto, entre montañas. Sancho el Mayor lo desvía, haciendo que atravesara por tierra llana. A partir de entonces afluyen a Compostela innumerables devotos europeos; la abundancia de de franceses da a la ruta el nombre de "camino francés". A lo largo de ella se establecen colonos que pronto forman en nuestras ciudades barrios enteros " de francos". ... Rafael Lapesa, Historia de la Lengua Española.
  • El camino de Santiago acogió desde sus orígenes a todo tipo de personas, que, por distintas razones, dirigían sus pasos hacia la tumba del apostol, o bien, se apostaban a lo largo del camino para salir al encuentro, con mejores o peores intenciones, de los peregrinos. Entre estas gente del "camino" figuraban los "juglares", que según Menéndez Pidal: "eran todos los que se ganaban la vida actuando ante un público, para recrearle con la música, o con la literatura, o con la charlatanería, o con juegos de manos, de acrobatismo, de mímica, etc.


  • La indumentaria tradicional se completará con nuevas piezas. Un tabardo con esclavina reforzada con cuero como protección contra el frío y el agua. Sombrero de fieltro de ancha ala y generalmente redondo, que protegía del sol y la lluvia. Calzado fuerte y cómodo. Y, como distintivos propios, el bordón o bastón de caminante, más alto que la cabeza, y la esportilla o saquillo de piel, más monedero que alforja. adornada siempre por la concha o la venera. Así aparece el peregrino en varias de las viñetas que ilustran las Cantigas de Santa María. La protección de que gozaban estos "andarines de Dios" explica que, amparados por una indumentaria semejante, muchos vagos y maleantes pasaran por los caminos y se aprovecharan de la hospitalidad de monasterios, conventos y gentes piadosas. No es extraño, por ello, que el falso peregrino fuera personaje frecuente en cantares de gesta, novelas y poesías bajomedievales. ( García de Cortázar)

  • Los peregrinos, generalmente, salían en grupos para mutua protección. Reunidos en el lugar de partida, Arles, Le Puy, Vézelay, Orleáns, les despedía el pueblo con un solemne acto religioso, imponiéndole, bendecidos, los atributos o prendas de la peregrinación. El sombrero para el sol; la esclavina para el frío y el agua; el bordón para defensa y apoyo; el morral para la comida y la calabaza para el agua.
  • Aymerid Picaud es clérigo francés, de Parthenay-le Vieux. Peregrina a Compostela hacia 1123. Luego escribe en cinco libros, una interesantísima obra sobre el tema jacobeo, finalizada alrededor de 1139. Para mayor prestigio y honor del Apóstol presenta la compilación de estos cinco libros como obra del Papa Calixto II, gran devoto del Apóstol. De aquí la denominación de Codex Calixtinus, también llamado Liber Sancti Iacobi.. 
  • Se conservan dos manuscritos del códice, uno de 255 folios en la catedral compostelana y otro, incompleto, conocido como el manuscrito de Ripoll, en Barcelona. Ambos son del siglo XII.

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